Editorial

Liderar para orientar

Liderazgo, autoridad, términos difíciles tantas veces de encajar al servicio de los demás.

Sabemos que educar, ese enseñar a vivir, es ayudarles a descubrir cómo desarrollar al máximo sus talentos sin que los guarden para sí.

Pero si no reconocen el liderazgo de quien les enseña, no llegan a crecer.

Sin autoridad en el aula, el profesor no consigue convertirse en el ejemplo vital para sus alumnos, suscita adhesiones a su causa.

Solo quien, así Investido, es capaz de provocar en ellos una admiración fecunda, impartiendo una enseñanza que amplíe sus conocimientos y, a la vez, ennoblezca su vida, logrará el cometido de la verdadera educación.

La realidad nos muestra, sin embargo, que esta decisiva autoridad del educador, capaz de adherir educandos, a menudo se encuentra gravemente socavada por los propios padres. Una falta de respaldo que pone en riesgo la educación que sus hijos merecerían recibir.

Marián Pampillón Olmedo,
Directora de Familia y Cultura.